Los diamantes de laboratorio han conquistado la industria de la joyería. Se cultivan con la ayuda de tecnología de vanguardia, lo que ofrece una alternativa más actual a los diamantes naturales.
Los diamantes fabricados en un laboratorio, también conocidos como diamante sintético o ecológicos, se cultivan en un laboratorio utilizando tecnología de vanguardia que imita las condiciones bajo las cuales se desarrollan los diamantes naturales. Cómo están formados del mismo material y expuestos a las mismas condiciones, los diamantes creados de laboratorio son ópticamente y químicamente idénticos a la variedad natural.
Cada diamante comienza su vida siendo una pequeña semilla de carbono. Luego se expone al calor y presión extremos e inicia un proceso químico de deposición de vapor (conocido como CVD), para imitar el proceso de formación natural de un diamante. Luego crece dentro del laboratorio, generalmente entre seis y diez semanas, para finalmente tallarse y pulirse de la misma manera que los diamantes naturales.
Los diamantes de laboratorio son diamantes reales, sólo que que proceden de un origen diferente. Son visual y químicamente idénticos, por lo que no se pueden diferenciar a simple vista, y se requiere un equipo especializado para diferenciarlos.
Los diamantes creados en un laboratorio y los diamantes naturales son igual de atrayentes y bellos. Ambos son química y visualmente idénticos y, por lo tanto, imposibles de diferenciar. La única diferencia real es su origen. Los diamantes de laboratorio están fabricados artificialmente y cultivados en un laboratorio, mientras que los diamantes naturales se forman dentro del manto de la Tierra. Si bien los diamantes naturales siguen siendo la opción tradicional preferida, los diamantes de laboratorio pueden ser más económicos que un diamante natural de los mismos quilates y calidad.